_ Crimen de Tarará (1992) RAQUEL MARRERO YANES y GERMÁN VELOZ PLACENCIA [email protected] Nos sorprende el tiempo. Han transcurrido 20 años y todavía se mantiene fresca en la memoria de muchos aquella mañana de duelo, indignación y repudio, en la que la Plaza de la Revolución se llenó de pueblo, para rendir tributo a los combatientes caídos el 9 de enero de 1992, en el crimen de Tarará. _ Los restos de los miembros del Ministerio del Interior, el soldado Orosmán Dueñas Valero, de Tropas Guardafronteras; el sargento de tercera Yuri Gómez Reinoso, de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR); y del custodio Rafael Guevara Borges, eran velados en el edificio del Ministerio del Interior. Aquel fatídico día, los tres combatientes se encontraban de guardia en el Campamento de Pioneros José Martí, en Tarará, al Este de la capital, cuando un grupo de elementos contrarrevolucionarios penetraron en la Base Náutica de ese centro con el objetivo de sustraer una embarcación para abandonar el país, alentados por la "protección" de la asesina Ley de Ajuste Cubano. _ En su afán por salir del país, sorprendieron a los combatientes, a quienes atacaron a traición para luego maniatarlos. Pero al ver frustrado el intento de arrancar la nave, regresaron y los asesinaron.
El sargento de primera Rolando Pérez Quintosa, al oír los disparos se dirigió hacia el lugar de los hechos, donde fue herido en desigual combate, y días después, tras dura lucha por salvar su vida, falleció. NO ABANDONAMOS A LOS COMPATRIOTAS ANTE SITUACIONES ADVERSAS Así expresó a Granma la Doctora en Ciencias Pura Avilés, integrante del equipo médico multidisciplinario que luchó por rescatar de la muerte al joven combatiente Rolando Pérez Quintosa. La especialista en el tratamiento de las peritonitis, mediante la "técnica del abdomen abierto", rememoró para nuestro diario que con el objetivo de salvar la vida del joven fue convocada desde Holguín al Instituto Superior de Medicina Militar Luis Días Soto, en la capital del país. "Integré un equipo multidisciplinario, con personal muy competente. El estado del paciente era de extrema gravedad a consecuencia de los impactos de las balas en el tórax, que condujeron a gran pérdida de sangre. Las perforaciones en los intestinos originaron una peritonitis residual que dio pie a una infección generalizada. Así se sucedieron fallas múltiples en los órganos vitales. También presentó trastornos en la coagulación", recuerda con tristeza. Los esfuerzos por arrebatar de la muerte al joven se extendieron hasta el 16 de febrero, fecha en la que falleció. "El Comandante en Jefe Fidel estuvo al tanto de cada detalle. Sus visitas eran diarias". "Cada día, a las 10:30 de la mañana y las 8:00 de la noche nos reuníamos más de 30 especialistas, para evaluar rigurosamente el estado del paciente y diseñar cómo proceder." Esta mujer de hablar pausado, y afable hasta en las más severas circunstancias —una de las razones por la que la admiran quienes la conocen—, asevera que en varios momentos la evolución del paciente obligó al personal médico de cabecera a tomar decisiones audaces respaldadas por los conocimientos y la experiencia. "Nos vimos en la necesidad de desarrollar estrategias y tácticas propias de una medicina que sufre las consecuencias de un país permanentemente agredido y bloqueado. En un momento necesitamos una vacuna antiendotoxina, procedente de Estados Unidos, donde se negaron a venderla. Pero la solidaridad de los pueblos hacia Cuba se puso de manifiesto y nos llegó a través de países amigos." El desenlace fatal, estima la destacada doctora, estuvo dado porque fue imposible controlar la infección, aun cuando recurrimos a los más potentes y seguros antibióticos. "Fidel, a quien le dolió mucho la muerte de Rolando y los demás compañeros, dijo que habíamos perdido un combate en una batalla que solo culminará cuando cese la política agresiva de Estados Unidos hacia Cuba. Es este un concepto esencial en la defensa de la Revolución." GRANMA
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April 2016
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