Congreso Obrero en Armas
AMAYA SABORIT ALFONSO El régimen atravesaba una etapa difícil. Para finales del año 1958, el Ejército Rebelde aumentaba asiduamente sus triunfos en combate y se volvía tortuoso aplacar su avance. Además de las acciones que conducirían a la inminente derrota de la tiranía, tuvieron lugar acontecimientos de carácter político-social de trascendencia extraordinaria para el proceso revolucionario. En Soledad de Mayarí Arriba, territorio liberado del Segundo Frente Oriental Frank País García, justo en el mismo lugar donde se desarrolló unos tres meses antes el Congreso Campesino, se celebró, del 8 al 10 de diciembre de 1958, el Congreso Obrero en Armas. Eran días en que la zafra azucarera en esa zona presentaba graves dificultades y los dueños de centrales culpaban a las acciones del Ejército Rebelde. Los pretextos iban des-de la falta de créditos de los prestamistas por la incertidumbre ante la situación de Cuba, las vías férreas obstaculizadas por los continuos sabotajes, hasta la carencia de piezas y otros utensilios para las reparaciones, todos argumentos para esconder la verdadera causa, que era su actuar deshonesto. Por tal motivo, se propuso llevar a cabo una Plenaria Azucarera para actuar rápidamente sobre los problemas existentes. La convocatoria la realizaría el Buró Obrero del 26 de Julio y el Frente Obrero Nacional Unido (FONU). Reuniría a trabajadores de centrales pertenecientes a territorios liberados del Segundo Frente y de otras zonas cercanas a este no liberadas aún. Pero al indagar globalmente sobre el entorno afectado, se advirtió que los problemas implicaban otros renglones económicos. Sucedió que, un encuentro concebido primeramente para una sola división obrera, adquirió una repercusión inmensa al sumarse organizaciones de otros sectores como el ferroviario, portuario, cafetalero, transporte, comercio, medicina, electricidad, etc. Pues, aunque la temática principal estaba centrada en la industria azucarera, por la variedad de organizaciones obreras que participaron en la reunión, la plenaria fue catalogada como un verdadero Congreso Obrero en Armas. De acuerdo con cada sector de la producción, asistieron 110 delegados, pero por asumir actitudes divisionistas y contrarias a los objetivos trazados, 12 de ellos fueron expulsados del Congreso. Solo sobre la base de la democracia, el respeto y la unidad, se construiría el encuentro. En este sentido, a raíz de la voluntad obrera y en un ambiente fraternal y democrático, se acordó entre los diversos postulados: desautorizar a la CTC y la Federación Nacional de Trabajadores Azucareros (ambos mujalistas*), negándoseles el derecho a discutir con los hacendados los problemas de la zafra azucarera; crear comisiones de trabajadores que organizaran elecciones libres para elegir a sus líderes democráticamente; suspender el pago de la cuota sindical obligatoria; pedir el cese de los descuentos sobre salarios, y la retención de los dineros descontados como la maternidad obrera y la jubilación. Además, garantizar la zafra y la reparación de los centales bajo cualquier circunstancia, buscando entorpecer el propósito de los patrones de obstaculizar la actividad económica en la zona.(1) Otro aspecto acordado y que evidenció el apoyo al proceso revolucionario fue el de iniciar la lucha por el pago del diferencial azucarero y donar el 20% de lo cobrado al Ejército Rebelde. Por otro lado, se exhortó a "juntar las luchas con las del Ejército Rebelde y todas las fuerzas que pelean por la libertad, a fin de asestar, todos unidos (... ) el golpe aplastante que libre a la patria de la tiranía (... )". La realización del Congreso Obrero en Armas contribuyó a derribar las tendencias divisionistas al interior del movimiento obrero, fortalecerlo y a cohesionar fuerzas para la lucha revolucionaria. Fue no solo otro logro del Ejército Rebelde, sino un eslabón vitalísimo en aras de la unidad, imprescindible para el venidero triunfo revolucionario. (1) Véase Historia del Movimiento Obrero Cubano 1865-1958, T-II. Editora Política. *Corriente que adoptó una posición contraria a la línea política y los intereses del movimiento obrero y su central sindical, encabezada por Eusebio Mujal. GRANMA
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